cuando leo artículos como ese, ya no sé si partirme la caja de risa o vomitar de tanta mentira. cuando leo a una gran consultora diciendo que los empresarios están asumiendo que tenemos que reconstruir este mundo y que es cosa de ellos, es para partirse. Que las empresas industriales están haciendo acciones ecológicas complementarias (actividades extraescolares para luego colgar en sus perfiles de rrss y poco más) para compensar su huella medioambiental (narices, que reduzcan directamente la huella medioambiental) o que las textiles empezarán a vigilar en qué condiciones laborales se producen sus prendas en países tercermundistas, es para troncharse. O que digan que las nuevas empresas que nacen y que desean de corazón incorporar estos nuevos valores van a poder competir muy bien con las empresas ya establecidas y consolidadas y que no respetan esas reglas, es de lo más cómico. O leer que los bancos tienen en sus organigramas Directores de Sostenibilidad, viendo luego cómo se comportan en el mercado, cómo tratan al cliente y cómo traman corruptelas junto a las empresas,… será para su sostenibilidad, la del propio banco.., es para morirse de risa. O leer que el FMI está implicado en estos nobles objetivos después del penoso papel que ha tenido en la economía desde siempre, contribuyendo, negando y precipitando al crisis económica del 2008, es que es como darle al lobo las llaves del corral, me peto. O leer que los inversores están priorizando la inversión en empresas sostenibles a largo plazo versus inversión en empresas sin valores pero con beneficios a corto plazo, venga hombre. O la lista de ODS, objetivos de desarrollo sostenible, que dicen que las empresas han hecho suyos:
Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas.
Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna.
Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos.
Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, detener la pérdida de biodiversidad.
Promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas
¿de verdad? ¿alguien cree que esto es ya una realidad? ojalá. Esto son formulaciones cada vez más frecuentes, eso si. Pero formulaciones huecas, para el marketing, para ponerse en el bolsillo al público. ¿De dónde salen estos articulistas, ponentes y expertos consultores que escriben sobre esto como si fuese la viva realidad que vemos todos los días por la calle?
Yo no me creo nada, es otra estrategia de publicidad: lavada de cara para esconder su realidad.
0 0