las maquilas son fábricas en países donde abunda la pobreza y los trabajadores, en su mayoría mujeres, trabajan en condiciones penosas y de semi esclavitud. Las maquilas suelen ser contratadas por multinacionales para producir barato y vender caro en los países del primer mundo. Una joven camboyana trabaja en una de estas maquilas, Soy Sros, su historia se ha hecho muy conocida. Soy Sros trabaja en la fábrica Superl que hace bolsos y carteras de lujo para marcas como Michael Kors, Jimmy Choo o Versace. En marzo, al saberse el despido de 100 trabajadoras, Soy Sros publicó esto en Facebook: “Superl está incumpliendo las instrucciones de Hun Sen, el primer ministro del Gobierno camboyano. Ha rescindido los contratos de las trabajadoras de la fábrica, incluyendo una trabajadora embarazada, alegando la falta de materia prima debido a la covid-19”. El revuelo causado obligó a la empresa a retroceder con los despidos. Soy Sros borró entonces el post de sus redes sociales. Pero dos días después fue detenida y acusada de incitar disturbios sociales y difamar. Pasó 55 días en una celda hacinada con otras 70 prisioneras, sin condiciones de higiene, en plena pandemia. Eran tantas allí y tan poco el espacio que debían recostarse por turnos para descansar. Superl Leatherware Manufacturing es una empresa textil que emplea a 18.000 trabajadores/as en sus fábricas de China, Filipinas y Camboya, y exporta su producción a Europa y Estados Unidos. En la tienda de Michael Kors de Madrid se puede comprar un bolso de piel de esta marca por 365 euros, mucho más de lo que ganan al mes los trabajadores de las maquilas. Hay aproximadamente 40 – 60 millones de trabajadoras y trabajadores en la industria textil de exportación en todo el planeta (que se conozcan). Las multinacionales subcontratan esos gigantescos talleres con mano de obra barata en países pobres que fabrican ropa para marcas famosas. La mayoría de los trabajadores en la industria textil son mujeres con jornadas laborales eternas, salarios bajos y malas condiciones de seguridad e higiene, el verdadero secreto detrás de los grandes emporios de la moda. En medio del caos de la pandemia encima las empresas están aprovechando para vaciar y acabar con los sindicatos, y las trabajadoras están respondiendo con huelgas y protestas.
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No somos esclavas. Huelga de trabajadoras en las maquilas
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El consumidor debería ser más responsable a la hora de elegir lo que compra. Como en todo, prefiere delegar en los estados para que “alguien” ponga un “certificado de producto responsable” o una etiqueta de “fabricado bajo estándares de producción sostenible” y tantos otros. Habría que ver la validez de esas certificaciones, especialmente en estados en los que la corrupción es elevada.
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