No solo los empleados rasos, también hay un límite para lo que un directivo puede soportar por mucho que gane. Según la consultora Smart Culture, el 77%, casi ocho de cada 10 ejecutivos está valorando o intentado el cambio de compañía, o ya lo ha realizado.
Entre las causas de esta reacción colectiva se encuentran:
• Deficiente gestión de la pandemia
• Rechazo a las reestructuraciones
• Cansancio emocional por el estrés de la gestión de la pandemia
• Desconfianza por el agotamiento financiero de las empresas
• Cansancio del mundo de la empresa y necesidad de mayor autonomía
• Decepción porque el consejo de administración han mantenido dividendos y dietas cuando sus plantillas estaban en ERTE
• Aprovechamiento de la pandemia para hacer mobbing a empleados.
• Descubrimiento de los auténticos valores de las organizaciones a raíz del covid, nada que ver con lo que se publica.
• La brecha que hay entre lo que las empresas dicen y lo que hacen.
El fenómeno de fuga ha sido más agudo en las empresas de logística, biotecnología, tecnología, inmobiliarias y de gran consumo, que también son, hay que decirlo, los sectores que están creciendo a raíz de la crisis y se quitan los directivos entre empresas.
Es un descubrimiento el rechazo que todas estas cuestiones genera en los directivos, hasta el punto de escapar de ellas. También lo es el hecho de que un 36% de los directivos se planteen dejar la empresa antes de término del periodo de prueba a causa de la decepción por el desajuste entre las expectativas que se había formado durante el proceso de selección y lo que se encontraron una vez dentro.