Todos sabemos que lo más fácil es competir por precio. En un entorno extremadamente competitivo donde diferenciarse y ganar es difícil, rebajar tu valor, tus exigencias, es conseguir vender más rápidamente tu producto. ¿Pero qué pasa cuando el producto eres tú? La prisa o la necesidad podría llevarnos a renunciar a derechos laborales si con eso consiguiésemos un empleo antes. Es real. Por ese motivo el legislador establece que las normas laborales tienen el carácter de irrenunciables. Si no fuese así la posición inferior del trabajador le conduciría a aceptar condiciones menos favorables que el mínimo que establecen las leyes, y estas no pasarían de ser una mera colección de buenos propósitos.
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Los derechos laborales son irrenunciables
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