Hay una ley conocida como “ley de hierro” que trata el fenómeno siguiente: si alguien presta sus servicios de forma óptima y rinde de una manera eficiente se procederá a encomendarle mayores dosis de actividad, lo cual redundará en su propio perjuicio. Especialmente si ese tipo de trabajo es trabajo basura. De ahí que no exista en las organizaciones una senda entre el puesto de portero y el de director general que se pueda recorrer con motivación y esfuerzo, porque en 9 de cada 10 ocasiones el trabajo duro de las personas que ocupan los puesto de base será recompensado con más trabajo duro.
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Ley de Hierro en el trabajo
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