Siempre he dicho que las estrecheces y la reducción de costes acaba yendo tarde o temprano en contra de la seguridad en el trabajo, por matemática. Esto lo demuestra: hasta julio de este año han fallecido 418 en accidentes de trabajo , 47 más que el año pasado en el mismo periodo. Con un parón económico total de meses y menos gente trabajando, sin embargo hay más muertos. La contradicción es total, la estadística de accidentes mortales se dispara en la segunda quincena de marzo duplicando la del 2019 y sigue incrementándose en abril, cuando estaba casi todo el mundo encerrado en casa. Misterio ninguno: el trabajo se ha precarizado por culpa de la pandemia y la falta de escrúpulos, y en determinados sectores como el agrario o la construcción el deterioro de las condiciones laborales mata. En lugares de trabajo con estrecheces económicas se producen fallos de seguridad, más bien olvidos, más bien omisiones conocidas, y los empleados por miedo a perder sus empleos callan y asumen condiciones peligrosas.
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Las muertes por accidente de trabajo se disparan pese al parón
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