La destrucción de empleo se ceba en todos los colectivos. También y sobremanera en los jóvenes haciéndoles perder el tren de vida por dejarles sin empleo y por las dificultades que tienen para empezar o reemprender sus estudios. La EPA demuestra que el ritmo de destrucción de empleo de los menores de 30 años multiplica por tres al que le correspondería proporcionalmente por la pirámide de edad de las plantillas. En lo que va de año la crisis ha echado del mercado de trabajo a casi 300.000 jóvenes que pasan a una situación de ni empleo ni estudio. De los 820.000 empleos destruidos en lo que va de año, 294.000 pertenecían a trabajadores menores de 30 años. Un gran número de estos tenían ocupaciones en el sector de la hostelería ya que cerca del 20% de los jóvenes encuentran ahí su primer empleo, pero a causa de la pandemia este ya no es un sector en el que puedan refugiarse. Por otra parte las dificultades para estudiar no son pocas. A la falta de empleo se suma la falta de alternativas. Hay dificultades para entrar en la universidad por la falta de planificación y también por el coste. Por otra parte una año más en la FP la demanda supera la oferta de plazas lo que deja fuera a cientos de solicitantes. Para muchos queda como única opción la formación online y las titulaciones a distancia que requieren un hábito y una rutina de estudio más fuerte al realizarse en soledad.
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La pandemia arrasa el mercado laboral: 300.000 jóvenes que no estudian ni trabajan
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