Como resultado de la denuncia de UGT, la Inspección de Trabajo da de alta de oficio en el régimen general a 4.066 repartidores de Amazon que trabajaban como falsos autónomos, es decir, considera que la relación laboral de esos trabajadores era de hecho laboral y estaba encubierta bajo falsa apariencia mercantil. Eran repartidores, empleados que usaban su propio vehículo para los circuitos de reparto de las compras en Barcelona y Madrid. Ahora la Seguridad Social reclama a Amazon 6,2 millones de euros de cotizaciones debidas por esos 4.066 trabajadores. Las actuaciones de la Inspección han empezado por estas dos ciudades pero quedan provincias en las que la Inspección está actuando, teniendo pendiente aun concluir los expedientes. Amazon no está de acuerdo con esto y ha anunciado que recurrirá la resolución. Además saca pecho diciendo que están colaborando plenamente con las autoridades laborales, lo que no es sino una medalla de plástico: con la autoridad laboral colaboras si o si, de lo contrario además incurrirían en obstrucción multiplicando las posibles sanciones. El sector de las plataformas de reparto está caldeado por las numerosas batallas judiciales abiertas por los fraudes laborales cometidos con la contratación de repartidores como falsos autónomos.
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La Inspección de Trabajo obliga a Amazon a dar de alta a 4.000 falsos autónomos
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