A raíz de una enmienda a los Presupuestos Generales del Estado que ha presentado el partido político Más Madrid, se ha abierto el debate y Hacienda se esta planteando fomentar la jornada laboral de 4 días, basando la idea en el derecho al tiempo libre y la conciliación, y es de imaginar también que como medida de creación de empleo. Si la cosa sigue adelante los nuevos PGE contendrían ayudas económicas para las empresas que opten por esta modalidad de jornada laboral. Esta organización de la semana laboral es todavía muy minoritaria pero ya es una realidad en algunas compañías, en otros países, y parece que la Comunidad Valenciana quiere ser pionera en esto en España.
El cambio propone pasar de una jornada de 40 horas a una de 32 horas. Para que fuese posible una evolución gradual y general hacia este nuevo sistema serán necesarias ayudas económicas, subvenciones para que las empresas contraten empleados que compensen la disminución de horas y la productividad no sufra una caída. Estas ayudas centrales lógicamente irían canalizadas a través de las Comunidades Autónomas pues ostentan las competencias de empleo, lo que inevitablemente significará que habrá regiones que se beneficiarán de la iniciativa y otras que no, o más tarde. Más desigualdad dentro del territorio nacional, ahora en el empleo, como ya ocurre en materia fiscal.
La jornada laboral de 4 días, posible según Más Madrid gracias a los avances tecnológicos y la evolución del tejido productivo, significaría más tiempo libre y mejores oportunidades para conciliar el trabajo con objetivos personales, como la formación, la participación ciudadana y la educación de los hijos. Sobre el papel la medida no ha de suponer una merma de productividad nacional ya que tenemos aun mucho margen de mejora: si nos comparamos con los países europeos vemos que tenemos unas jornadas laborales excesivas, trabajamos más horas que otros países pero no somos tan productivos como ellos. Los efectos medioambientales son otro punto fuerte de la propuesta, con menos desplazamientos en coche y hábitos de consumo menos compulsivos, más sostenibles, diversificados y mejor repartidos en el tiempo. La jornada laboral de 4 días refuerza la tendencia hacia el fin del turismo de masas. Al aumentar el tiempo libre del que disponen los ciudadanos estos podrán aprovecharlo a lo largo del año sin generar la ansiedad que conduce a millones de personas a disfrutar todos a la vez sus vacaciones concentradas entre julio y agosto.
La Comunidad Valenciana quiere ser pionera en esto. El proyecto de Presupuestos de la Generalitat Valenciana presentado de momento incluye una bolsa de 4 M de euros para este fin, impulsado por la formación política Compromís, quien declara que hay varias compañías interesadas en que se les guíe y ayude para implantar esta jornada.
Las patronales son reticentes al cambio. Los sindicatos tampoco lo pondrán fácil pues seguramente intentarán minimizar las concesiones que tendrá que hacer la parte obrera para implantar una jornada de 4 días. Con ello se prevé que el cambio sea lento y reñido. A no ser que ocurra como con el teletrabajo, que de golpe se ha visto catapultado por la pandemia. Este situación ha demostrado que la escasa implantación del teletrabajo en España antes de la pandemia se debía a un freno artificial impuesto por una cultura empresarial de museo, no porque fuese inviable o improductivo. Lo que sí es un hecho probado es que normalmente España camina rápido hacia las crisis y despacio hacia la diversificación y la innovación. Esperemos que no sea el caso.
Es un debate que mantendrá pendientes a los empleados pues son los primeros que anhelan la llegada de medidas que mejoren su calidad de vida. La reducción de la jornada semanal se debe hacer garantizando que los empleados no se ven obligados a hacer en 4 días lo que antes hacían en 5, pero también sin que se produzca una merma de productividad ni la empresa pierda dinero.