Hace no tanto tenía un trabajo de esos que mis padres llamaban ‘estable’. Contrato indefinido. 14 pagas y 24 días laborales de vacaciones al año.
Pero el cambio de paradigma que está suponiendo la pandemia del coronavirus no ha hecho sino agudizar un cambio de tendencia que ahora me obliga a sortear el temido paro – que solo en 2020 se ha llevado por delante 622.600 empleos- encadenando contratos temporales, dándome de alta como (falso) autónomo y cruzando hasta los dedos de los pies para llegar a final de mes.
Y encima dar gracias. Gracias por haberme convertido en mano de obra barata de alta rotación. Gracias por tener que combinar empleos en cinco empresas para poder pagar facturas. Gracias por haber convertido la posibilidad de ahorro en eso, en mera posibilidad. Y gracias por no tener horarios y tener que trabajar festivos y fiestas de guardar para cumplir con los plazos que me marcan quienes presumen de flexibilidad laboral.
Hey babe, take a walk on the wild side. O ‘take’ la cola -virtual- del INEM.
Pues a lo mejor nos teníamos que hacer autónomas todos. Los 18 millones curramos. Así cuando una empresa busqué que sepa q cualquiera de nosotros puede estar trabajando también para la competencia. Y así en vez de currar 8 hrs curramos solo 5 a 40€ la hora.
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Eso si rebajaran las cuotas… Hoy en día son más las trabas que las ayudas y hacerse autónomo casi se está convirtiendo en un deporte de riesgo…
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