¿Hasta qué punto es ético escudriñar los perfiles de las redes sociales de un potencial trabajador? ¿Debe de respetarse la esfera “privada” de la persona o está justificado que la empresa conozca también ese aspecto de la persona antes de integrarla en su organización? ¿Deja de ser “privado” cuando lo compartes en una plataforma de interacción social?
Interesante debate, sobretodo con la creciente tendencia de publicar en redes cada minuto de nuestra vida e intimidad.
No es que sea ético o no ético. Es que es inevitable. Eso está ahí así q se mira. No quieres que te juzguen? No lo pongas. Les haces el juego pero no es tu juego. Te han puesto un tablero y unas reglas, y juegas a su juego. Pues es lo que hay.
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todo eso es posible a la cantidad de datos personales que se meten en FB, Instagram, etc… y que luego los algoritmos utilizan para mediante inferencias destruir una reputación o bien privarte injustamente de una buena oportunidad laboral. La combinación de falta de ética con el hábito de contar todo lo personal a las redes no puede ser más nefasta. Lo más gracioso es que cualquiera que haya leído lo más mínimo sobre negociación sabe que uno de los trucos para gozar de ventaja es que el de enfrente sepa muy poco acerca de ti, y sin embargo la gente se apresura voluntariamente a destripar su vida entera en sus perfiles sociales, de modo que cuando se sienta a una mesa donde se juega un salario, un proyecto o lo que sea, la contraparte sabe de ti hasta dónde te pica.
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La gente no sabe a lo que se expone, hasta que es demasiado tarde.
Las fotos de juergas, los comentarios políticos, las intervenciones desafortunadas, los vídeos comprometedores… todo queda reflejado en los muros de las distintas redes sociales.
El problema, bajo mi punto de vista, radica en que se busca cualquier punto negativo para desprestigiar y eliminar a una/un candidata/o que de cualquier forma podría ser idónea/o para el puesto. Incluso aunque el punto negativo sea de un pasado lejano. Al tener tantos candidatos para un solo puesto de trabajo, se busca el descarte con la menor excusa antes que una selección por méritos, capacidades y aptitudes, que por otra parte, da mucho más trabajo a los seleccionadores. Dad las gracias a Facebook, Instagram, Whatsapp y todas esas redes sociales. Y a las empresas de selección. Y al ahorro de costes.
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Es un debate muy interesante.
Ha ocurrido varias veces con notable atención mediática el despido de trabajadores por publicaciones o vídeos desafortunados que se convierten en virales, llegan a ojos de sus jefes y acaban en la cola del paro…
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