te preocupaba ser de los primeros de la clase, querías estar en las primeras filas, preguntar con frecuencia y educadamente a los profesores, no fallarles, no quejarte de nada ni provocar el mínimo problema de conducta. no pedías nada a cambio pero en el fondo esperabas que se te reconociese, no eras consciente pero lo esperabas, esperabas que la vida tuviese una recompensa natural para ti por ser de esa manera, de lo cual no acabaste muy convencido.
al llegar al mundo laboral has hecho lo mismo. Te has esforzado al máximo, cumples con tus objetivos, sigues las normas y no supones ningún desafío para tus jefes. el reconocimiento sigue sin llegar y empiezas a ver que de tu forma de ser perfeccionista y obsequiosa se aprovechan los demás. Pero no puedes dejar de ser como eres. Sabes y quieres hacer las cosas bien, eres humilde, no quieres causar problemas y sueles colocarte voluntariamente bajo la autoridad.
como resultado tu progreso y tu destino profesional está 100% en manos de tu empresa, no en las tuyas. Así hay miles de empleados, haciendo solo y exclusivamente lo que sus jefes esperan de ellos y soportando en silencio todo lo que venga desde arriba, tanto si es aceptable como si no. La mayoría no reciben reconocimiento ni premio, el mercado no tiene esta noble regla por bandera, y además tendrán que tragar con injusticias e inequidades. Los directores y los mandos medios recurren a ellos porque son fiables y responsables, pero luego no se implican en ayudarles a evolucionar o promocionar. Los tienen como recurso, los mejores recursos humanos los llaman. Pero no les recompensan como merecen excepto con mayor carga de trabajo que al resto sin que ello lleve aparejado un mejor salario.
así es el mercado laboral, aunque lógicamente haya muchas excepciones. Es así porque todo mercado se rige por intereses más que por mandamientos éticos. Y aunque la psicología positiva nos diga que toda buena acción tiene su recompensa, esto es más un deseo que una ecuación real. Por eso tienes que empezar a cambiar. No puedes seguir siendo el buen alumno. No dejes de ser el buen estudiante, pero empieza a decir en voz alta a tu empresa lo que quieres y cuáles son tus expectativas. Al final tu principal obligación en la vida es intentar ser feliz.