Todo el mundo anda escribiendo sobre la dificultad de desconexión y la prolongación de la jornada de trabajo a causa del teletrabajo. Es para reflexionar. Lo primero es que si teletrabajando en casa tendemos a prolongar más la jornada significa que lo que teníamos antes era prisa por abandonar la oficina y no tanto por dejar de hacer lo que estábamos haciendo. La segunda cosa rápida que viene a la cabeza es que si no sabemos cortar y dejar el trabajo a las ocho horas es que nos faltan alternativas de acción verdaderamente apetecibles, ¿qué tenemos en nuestra vida aparte del trabajo? Lo cierto es que limitar la jornada no parece fácil para muchas personas, especialmente si la organización no es buena o si la empresa va corta de personal, por ejemplo. Pero es posible conseguirlo. Por ahí hay muchos artículos que establecen pautas y consejos, pero la mayoría son obviedades y automanipulaciones baratas que se desbaratan nada más te das cuenta. La verdad es que hay una técnica que nunca falla, y es decir basta.
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El presentismo en el teletrabajo
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