El Gobierno busca incentivos para dar a quien alargue su vida laboral y siga trabajando después de haber cumplido los 65 o 67 años. Y es que una de las formas de salvar el sistema de pensiones de la bancarrota es lograr que los trabajadores se retiren más tarde. En 2020 el umbral se sitúa en 65 años y 10 meses para quien haya cotizado menos de 37 años y en 65 años para el resto. Que los trabajadores consigan prolongar su vida laboral es un objetivo épico. Ya no es una cuestión de salud o de hastío del mercado laboral. No depende de la gente. Con la obsesión por atraer el talento joven y la fuerte discriminación laboral existente contra los mayores de 50 años, no sé cómo van a prolongar la edad de jubilación, si el reto es no ser despedido antes. Las organizaciones prefieren empleados jóvenes, no solo ni principalmente por sus nuevos conocimientos sino porque aceptan salarios más bajos, condiciones más leoninas, carecen de experiencia y no ponen en aprietos a la dirección, se muestran más flexibles bajo jefaturas incompetentes.
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El Gobierno estudia premiarte con un cheque si retrasas tu jubilación
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