Mientras la innovación, la publicidad y la reducción de costes son formas que tienen las organizaciones para maximizar ganancias y productividad, la acción colectiva es la manera más efectiva de que los empleados consigan que las empresas escuchen sus necesidades y sus peticiones. Sin embargo, las organizaciones detestan a los trabajadores organizados o a los que escriben críticas. Las grandes multinacionales cuentan con mapas de calor que utilizan decenas de métricas, incluyendo el número de quejas sobre la seguridad, para mantenerse al tanto de cuáles de sus centros de trabajo están en riesgo de actividad colectiva, para actuar rápidamente con despidos sobre los protagonistas de las quejas o de los líderes de opinión. Para expresar opiniones sin peligro y para estar en comunicación con los colegas de trabajo en medio del actual distanciamiento social cuando las personas ni siquiera pueden reunirse, los empleados necesitan nuevas herramientas digitales, centradas en lo serio, que les permitan compartir información y conocimiento útil manteniendo su privacidad y mantener una actividad colectiva de forma segura.
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El asociacionismo de empleados en la nueva normalidad
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