El destino de cada persona ya no lo decide una entidad divina, ni el azar, ni siquiera el talento, el esfuerzo y la persistencia de cada uno. Lo deciden los datos. Los algoritmos han tomado las riendas. Una empresa valenciana ha creado y puesto en circulación un robot para seleccionar personal. Otras le seguirán. Han creado un algoritmo llamado Elenius que puede analizar 37.000 millones de datos por segundo y calcular la adecuación entre la empresa y el candidato. Para ello utiliza datos personales extraídos de tu currículo y de tu actividad en internet y redes sociales. Elenius puede realizar autónomamente los procesos de reclutamiento y selección de las empresas, ahorrando tiempo a los managers de recursos humanos o directamente sustituyéndolos en esta función. Supuestamente lo que hace es descifrar los currículos y crear informes psicogénicos individualizados, tras eso elabora un ranking de mayor a menor ajuste de los candidatos a la empresa y comunica con los candidatos seleccionados. El término psicogénico es usado para designar aquellos procesos patológicos que tienen como génesis una causa psíquica versus los procesos patológicos que tienen una causa física o somática. Este método de reclutamiento se centra en la estimación de la afinidad entre el comportamiento emocional de los candidatos, la empresa y las funciones a realizar, es decir, se permite predecir y determinar la idoneidad, el compromiso y el rendimiento, lo que los candidatos serán capaces de hacer, y todo antes de ser contratado.
En definitiva el robot establece perfiles psíquicos de los candidatos. Perfiles que quedarán almacenados en una base de datos. Base de datos que tarde o temprano será explotada, acabará vendiendo su información al mejor postor, por lo que sin comerlo ni beberlo, sin haberlo consentido, solo por el hecho de haber presentado una candidatura a un puesto circulará por ahí un perfil psicológico tuyo, acertado o desacertado ya es lo de menos, porque determinará tu destino. Decimos “sin consentimiento” porque no será un consentimiento real, porque las personas para poder participar en el proceso de selección tendrán que autorizarlo, o no participar.
Nuestros datos personales manejados por algoritmos nos robarán el derecho a gobernar nuestra vida. En resumen con estas iniciativas tecnológicas, que confunden claramente innovación con progreso, seremos elegidos o descartados por un robot, lo que es tanto como someter a los humanos al juicio de las máquinas. Si funciona se extenderá a otros ámbitos: las robots jueces de los humanos. Aldous Huxley está a punto de ver cumplida su profecía.