Se estima que aun hoy 150 millones de menores de edad en todo el planeta se ven obligados a trabajar y a aportar ingresos a la familia. Según la OIT, después de dos décadas en las que el empleo infantil fue disminuyendo este logro se verá revertido a consecuencia de la pandemia. La pérdida de uno de los progenitores o de ambos los empuja rápidamente a la calle, a tener que buscarse la vida, y desgraciadamente a ser explotados laboralmente en largas jornadas sin casi salario, en trabajos peligrosos o a caer en redes de crimen organizado para obligarles a cometer delitos o para ser víctimas de explotación sexual.
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Covid, repunte del trabajo infantil
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