Los trabajadores de subcontratas ya no tenemos que empalmar contratos eventuales y de obra durante 20 años, podemos ser indefinidos como los de la empresa principal que contrata a nuestra empresa y que al final hacen lo mismo que nosotros. La temporalidad es un cáncer y un abuso. Ya se ha terminado eso de que no puedo ser indefinido porque mi trabajo depende de los contratos que mi empresa consiga firmar con otras empresas. Y ha sido una mujer quien lo ha impulsado, la magistrada Lourdes Arastey.
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Bien por el Supremo
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