A los soldados del mercado laboral nos arengan con que la innovación es siempre progreso, por lo que oponerse no ...Leer Más
A los soldados del mercado laboral nos arengan con que la innovación es siempre progreso, por lo que oponerse no es solo ser señalado como el que se resiste al cambio (excomunión segura) sino que también implica que no deseas la mejora social (aun peor). ¿Pero realmente toda innovación conlleva mejora? No hacen falta filósofos para esto. No es lo mismo innovación que progreso y ya se ve desde lejos.
Ya vimos el conflicto que estuvo semanas en primera plana entre los taxistas y las plataformas como Uber o Cabify. Estas eran la imagen del progreso. Los taxistas parecían los cavernícolas. ¿Pero era realmente así? Hay dudas no resueltas. Con todo lo que el sector del taxi puede y debe mejorar, no parece tanto progreso que el negocio del transporte acabe en manos de cuatro multimillonarios que acaparan las licencias VTC y que el resto sean conductores cada vez más explotados en un modelo de negocio poseído por accionistas insaciables. No está tan claro que la innovación tecnológica de estas plataformas, que dicho sea de paso tampoco era para llevarse el Nobel, sea verdaderamente una mejora social.
La innovación no es lo mismo que el progreso, aunque el discurso comercial nos lo quiera hacer tragar. El progreso social no va necesariamente unido al progreso tecnológico. Demasiadas veces la tecnología supone un retroceso. Muchas veces trae más desigualdad, menos derechos individuales, alienación, sensación de control social, menos justicia, polarización, espionaje de conductas, nuevas adicciones, concentración del poder y la riqueza, un distanciamiento entre las personas, un deterioro del medio ambiente. Un buen número de los proyectos que actualmente leemos en la prensa acarrearán alguno o varios de estos problemas.
No, no se trata de detener el desarrollo. Simplemente de responsabilizarnos de sus consecuencias. Y eso implica analizar, estudiar y legislar. Pero legislar al mismo tiempo, no siete años después cuando la empresa ya ha hecho fortuna a costa de. Innovación puede ser cualquier cosa. Progreso es tener una política que estudia, argumenta y piensa en la sociedad y no en beneficiar a las grandes multinacionales, que es lo que se hace ahora.