Lo que más detesto de las entrevistas de trabajo no es que la persona que finalmente te entrevista ni siquiera ...Leer Más
Lo que más detesto de las entrevistas de trabajo no es que la persona que finalmente te entrevista ni siquiera se haya mirado por encima tu CV.
O que después de esperar semanas, o incluso meses, a que suene el teléfono y alguien te dé una mínima oportunidad, al entrevistador o la entrevistadora de turno solo le interesen saber cuáles son tus tres defectos y tus tres cualidades o qué tres objetos te llevarías para sobrevivir tras un accidente de avión. Tu experiencia profesional, si eso, otro día. Y eso suponiendo que con los tres objetos que escogiste hayas logrado sobrevivir al accidente de avión.
Pero no. Lo que más detesto de las entrevistas de trabajo es el ‘Ya le llamaremos’. Y que luego nunca llamen.
Oye, no tienes por qué contratarme. Soy una persona adulta. Entiendo que haya personas que encajen mejor que yo en el perfil que buscas. Pero si te he contado que siempre llevo una libreta para evitar que se me olviden las cosas, que me acabo de apuntar a un curso de inglés porque tengo el idioma de Shakespeare más abandonado que un calcetín desparejado tras 20 coladas y que me gusta mojar las patatas fritas en el helado que venden en algunas grandes cadenas de hamburguesería, creo que ya hay confianza suficiente para que, al menos ,me llames o me mandes un mail para decirme que lo sientes y que no cuentas conmigo. Que somos humanos. Desempleados pero humanos.
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